14. enero 2004
Mi primer día en Quetzaltenango
En noviembre 2001 viajé a Guatemala para aprender español y para visitar los países centroamericanos. Fui en un autobús Guate - Xela. Era bastante viejo y en su vida anterior había ido come autobús escolar en EE.UU. Los asientos eran estrechos, la distancia entre ellos era menor que en un avión fletado y había dos filas. Para mi
tenía que estar sentado en diagonal porque mis rodillas eran demasiado largas.
Sin embargo el paseo era muy divertido: El chófer iba como si fuera el único en la carretera, y especialmente a él le gustaban las curvas en las montañas, donde pasábamos los carros lentos. Rápidamente el autobús se llenó con más personas, que había asientos - y la mayoría pesaban menos que el doble de los niños americanos por quienes los asientos estaban hechos.
El ayudante se abría paso por el pasillo - lleno de mujeres voluminosas - para recaudar el pago. Tenía muchas misiónes porque tenía que estar en el peldaño tambien para vigilar y hacer señales a hombres a lo largo de la carretera. Cuando una persona quería subir, la asistía con fijar sus sacos de maíz, sus pavos u otros cosas en la baca.
Con frequencia un hombre o una mujer bien vestido subía. Después de poco tiempo empezó
a hablar muy intensamente para explicar los afectos maravillosos que los hombres
honrables - pero ignorantes - podrían ganar cuando compren este remedio natural del todo.
Después de 8 horas llegamos a Quetzaltenango - y sobre el resto del día escribiré otra vez.